Ondas de celular combaten el Alzheimer en ratones
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El uso de los teléfonos celulares puede ayudar a prevenir algunos efectos del Alzheimer en el cerebro.
Así los señala una investigación realizada en ratones por científicos de la Universidad de Florida del Sur, Estados Unidos, y publicado en la revista médica Journal of Alzheimer’s Disease.
Así los señala una investigación realizada en ratones por científicos de la Universidad de Florida del Sur, Estados Unidos, y publicado en la revista médica Journal of Alzheimer’s Disease.
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Otro estudio realizado en roedores demostró que un coctel de dos fármacos inhibidores podría ser un tratamiento eficaz para que los pacientes reduzcan la pérdida de su memoria. Este informe del Centro de Investigaciones Médicas de Texas, Estados Unidos, fue publicado ayer en la revista Science Translational Medicine .
El Alzheimer es un trastorno neurodegenerativo que se caracteriza por la pérdida gradual de la memoria. Este mal no tiene cura.
Teléfonos ‘protectores’. La primera investigación consistió en exponer a ratones genéticamente modificados con síntomas de Alzheimer a ondas electromagnéticas similares a las de los celulares. Los ratones fueron expuestos a esta radiación durante dos horas por día en siete meses.
Al finalizar ese período, los ratones fueron tan ágiles en pruebas de memoria como los ratones sanos.
“Los ratones se vieron protegidos si la exposición a celulares comenzaba en la adultez temprana, y si la exposición se iniciaba después de ya presentar deterioro en la memoria, revirtió ese deterioro”, comentó en conferencia de prensa Gary Arendash, autor del estudio.
Posible medicamento. El otro estudio demostró que un coctel de dos fármacos logró inhibir dos enzimas, la beta-secretasa y la gamma-secretasa, responsables de la formación de las placas de la proteína beta-amiloide, relacionadas con la aparición del Alzheimer.
Los científicos aplicaron este coctel en ratones a los que se les había inducido el Alzheimer y comprobaron reducción en las placas de la enfermedad.
Los investigadores consideran que esto podría ser un camino hacia medicamentos más seguros para tratar este trastorno. No descartan pruebas clínicas en humanos en los próximos años.
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