jueves, 26 de febrero de 2009

El carnaval bate récords en Vilagarcía.



Alrededor de sesenta concursantes tomaron parte en el desfile más concurrido de las últimas ediciones por las calles del centro de la ciudad y que remató en A Peixería.

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Miles de personas acompañaron a la comitiva del desfile del carnaval vilagarciano. Es realmente complicado cuantificar el número exacto de los que asistieron como público al pasear de las carrozas y disfraces por las principales calles del municipio, pero la elevada participación de comparsas y agrupaciones -cerca de sesenta- da una idea de que haciendo el pasillo hubo más gente que nunca.


Castro Ratón, concejal de Cultura, reconoció que ayer estaban «desbordados» por los acontecimientos y no dudó en calificar la participación de «récord». Lo cierto es que se había proyectado la hora límite para formalizar inscripciones en el desfile a las doce del mediodía pero finalmente, ante el interés popular, hubo gente que se apuntó a solo media hora de arrancar la comitiva.


Una de las sorpresas era la de la actuación del grupo Estrelas da Noite de Tomiño que, según las previsiones, sería el broche de oro del desfile. Sin embargo, la espectacularidad y el ambiente reinante provocaron un cambio de última hora. La comparsa invitada -que no entraba en el concurso- fue la que tuvo el honor de ser la cabeza visible del recorrido.


Tras ella, vinieron las demás apuestas carnavalescas. Comparsas de diferentes puntos geográficos (Vilagarcía, Vilaxoán, A Illa, Pontevedra...) pugnaron por llevarse el cetro de los campeones entregado en A Peixería. Desde los más pequeños a los más adultos compartieron el espíritu del desfile y hasta hubo quien repitió motivos para los trajes. Así, hubo doble ración de hippies, del musical/película Grease y también dos referencias a la crisis y a la oficina del INEM. Del resto, se pudieron ver gondoleros, animales (dálmatas, leones, pingüinos, jirafas...), la recreación de un saloon del Oeste americano, príncipes buscando el pie de las princesas de cuento para el zapato de cristal, una recreación del fondo del mar y hasta las «añoradas» pesetas.
El único lunar que se le puede achacar al festejo fue que la ambulancia tuvo que asistir a tres personas durante el desfile por sentirse indispuestas.


Afasal puso el chocolate


La asociación de familiares de enfermos de alzhéimer (Afasal) también contribuyó a la celebración del carnaval. Su apuesta fue la de ofrecer un tazón de chocolate con picatostes. La receta era «secreta» y el éxito, muy a tener en cuenta. Los que se acercaron hasta la antigua ferretería de Sobrino pudieron probar, además, pastas y bizcocho, ayudando a una buena causa.



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La Voz de Galicia 25/02/2009

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